¿Quién soy? Buena pregunta. Me la hago todos los días.
Supongo que, como mis collages, soy una mezcla de cosas: pedacitos de experiencias, recuerdos, genes y deseos. A veces ordenados, a veces caóticos, pero siempre míos.
Empecé a hacer collages como una forma de terapia, de exploración, de búsqueda. Había probado con el dibujo y la pintura, pero sentía que algo me faltaba. En cambio, al recortar imágenes que ya existen y darles otra vida, encontré una forma de decir lo que no sabía qué quería decir.
Collage para mí es eso: tomar fragmentos del mundo —de revistas, libros, fotos, lo que sea— y armar con ellos una nueva narrativa. Ponerle mi voz a lo que otros ya crearon. Re-significar. Encontrarme.
Creo que ser artista es tener la capacidad de decodificar el mundo, o mejor dicho, los estímulos que de él nos llegan, de una manera única e individual. Me maravilla cómo cada árbol, cada flor, cada persona es distinta. Esa diversidad me habla de algo divino: nuestra capacidad de revelar una parte única de la realidad.
Ser artista, para mí, es ser sensible a eso. Es animarse a conocerse, encontrarse y exponerse.
Y si con lo que logro evocar una emoción en alguien más, entonces sé que mi visión del mundo tuvo un pequeño impacto.
No pretendo con mi arte movilizar a nadie… (o sí).
Solo intento vaciar, descargar, soltar lo que anda dando vueltas dentro de mí.
He trabajado en áreas de análisis de datos para pymes y multinacionales por más de 15 años. Aburrido, pero me ha dado de comer así que no me quejo…
Desde el 2021 que me estoy formando como terapeuta corporal y espiritual, con el Shiatsu y la cábala como faro. Estudié en la EJS de Madrid y en la Escuela de Piscología y Cábala de Mario Sabán.
Me encanta bailar libremente, disfrutar de las vibraciones de la música en mi cuerpo, y siempre mientras hago mis collage me acompaña algún ritmo psicodélico inspirador.